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31 Sin embargo, cuando llegaron los embajadores de Babilonia para saber acerca del milagro maravilloso que había ocurrido en el país, Dios lo dejó solo para probarlo y ver cómo era realmente.

32 El resto de la historia de Ezequías y todas las cosas buenas que hizo están escritas en el libro del profeta Isaías hijo de Amoz, y en el libro de los reyes de Judá e Israel. 33 Cuando murió, fue sepultado en el cementerio real, entre los demás reyes, y toda la gente de Judá y de Jerusalén lo honró en su muerte. Su hijo Manasés le sucedió en el trono.

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